sábado, 29 de junio de 2013

El otro mundo detrás de las rejas - Tacumbu

La cárcel de Tacumbú sigue siendo como un “mundo aparte” de Asunción. Superpoblada y con los pasilleros que venden los regalos que reciben, con un preso a punto de cumplir 25 años en el sitio, y con varias necesidades, la prisión es un lugar muy peculiar.

Un sector de la cárcel. / Archivo, ABC Color
Es sabido que la principal cárcel de Paraguay, la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, está sobrepasada en su capacidad de recibir reclusos, lo cual la convierte prácticamente en uno de los presidios más temidos en la región.
Hasta el jueves pasado, la cárcel tenía un total de 3.975 reclusos y para este fin de semana iba a llegar a los 4.000, comentó a ABC Color el director de la prisión, el abogado Artemio Vera.
Todos los pabellones de la cárcel están saturados, aunque en los últimos meses, por lo menos, de 500 pasilleros disminuyeron esta cifra a 250.
Contó que los pasilleros son aquellos rechazados en todos los sectores de la cárcel porque roban de todo, desde zapatos y toallas hasta ropa interior, por lo cual su presencia ni siquiera es aceptada en la propia prisión.

Invierno

La entrada del invierno implica mayores necesidades para la penitenciaría de Tacumbú, debido a la presencia de varios convictos de la tercera edad, muchos de los cuales sufren afecciones respiratorias.
Sin embargo, el resto de los reclusos están en buenas condiciones durante el invierno, por contar con frazadas y abrigos; los que pasan momentos difíciles en dicha estación son los ya mencionados pasilleros.
Gente de buen corazón en varias ocasiones regaló frazadas y abrigos a los pasilleros, pero ellos venden los regalos tan solo minutos después, comentó el director de la cárcel.
En cuanto a la rutina diaria de los reclusos, detalló que en los tres pabellones cristianos, donde hay un total de 1.400 reclusos, la jornada empieza a las 6:00 con la lectura de la Biblia, luego el desayuno y finalmente cada uno de ellos cumple su trabajo en el interior de la prisión o bien completan sus estudios primarios, secundarios o hasta incluso terciarios.
El resto de la población de la penitenciaría tiene casi la misma rutina, salvo los pasilleros, que no quieren trabajar, refirió el director. El almuerzo se sirve a partir de las 11:00 en forma escalonada y por grupos, mientras que la cena es a las 16:30.
A las 18:00, los reclusos deben volver a sus respectivos pabellones, donde aguardan la noche. Sobre el horario de dormir, Artemio Vera dijo que muchos casi ni duermen, por lo cual no se les impone el descanso.
Muchos no quieren dormir porque temen ser atacados durante el sueño. En el interior del presidio existen rivales y para los enfrentamientos se valen de los cuchillos caseros, que cada tanto son requisados por las autoridades del lugar

Curiosidades

El recluso con más edad en la cárcel es un hombre de 74 años, que recientemente ingresó a prisión por un caso de posesión de drogas.
El preso más antiguo de la prisión es Roberto González, quien desde hace 24 años se encuentra en la cárcel de Tacumbú, cumpliendo una condena por homicidio doloso. Vera precisó que este recluso mató a otro convicto en la cárcel, por lo cual su estadía en la penitenciaría se extendió.
Hay un pabellón para enfermos mentales, que tiene un total de 140 reclusos, quienes reciben las atenciones médicas en el lugar. Asimismo, existe un sector exclusivo para travestis, donde hay 16 convictos, quienes, cada tanto, reciben la visita de otros reos del presidio.
Finalmente, hay tres enfermos de cáncer en la cárcel de Tacumbú, que, por lo deteriorada que se encuentra su salud, pasan sus días internados en el Hospital Nacional.
Un mundo aparte del resto de Asunción, donde casi 4.000 personas están encerradas detrás de los barrotes, sin un destino cierto, algunas de ellas con la fija idea de fugarse, otras con ganas de readaptarse y el resto sin un rumbo fijo. Esta es la realidad de la cárcel de Tacumbú.
Fuente: Abc color

No hay comentarios:

Publicar un comentario