El cardenal brasileño Claudio Hummes llegó en la tarde de hoy a nuestro
país para participar de las celebraciones por el 25 aniversario de la
canonización de San Roque González de Santa Cruz. Es enviado del papa
Francisco, quien saludó al Paraguay.
Cardenal Claudio Hummes. / ABC Color
El texto saluda al Paraguay y recuerda al primer santo paraguayo, San Roque González de Santa Cruz, canonizado por Juan Pablo II en 1988.
Reproducimos la carta completa:
A nuestro venerable hermano Claudio Hummes, O.F.M.
Cardenal de la Santa Romana Iglesia
Prefecto emérito de la Congregación para el Clero
Fuerte como la muerte es el amor (Ct 8,6) de los santos, sublime ejemplo de quienes emulan al Redentor, quien enseñó con palabras y demostró con obras que el buen pastor da su vida por las ovejas (Io 10,11).
A ese grupo grande de pastores pertenecen san Roque González de Santa Cruz, primer santo paraguayo, así como Alfonso Rodríguez y Juan del Castillo, llegados desde España al Paraguay con celo misionario.
Invocando constantemente a la Beatísima Madre de Dios, la Virgen María, estos valientes presbíteros de la Compañía de Jesús anunciaron incesantemente a los pueblos indígenas la salvación eterna en Cristo, realizando numerosas obras buenas en todos los lugares donde actuaban, estableciendo así las conocidas reducciones y, finalmente, confirmaron su testimonio de fe con el derramamiento de su sangre y recibieron del Señor mismo la corona de gloria en el cielo (cfr 2 Tim 4, 8).
Así como nuestro querido antecesor, el beato Juan Pablo II, encumbró con la máxima alabanza a estos tres heroicos defensores de la evangelización, cuando, en la ciudad de Asunción, solemnemente los proclamó santos, ahora, más aún y con agrado, nosotros mismos, que, incluso, más los necesitamos, deseamos venerarlos, encomendar y favorecer su culto.
Como ciertamente tenemos claro que es amplio el campo de la miseria humana y la necesidad de contar con muchos y fervorosos ministros de la misericordia, ponemos nuestra fe viva en el efectivo y poderoso ejemplo de su intercesión junto a Dios.
En efecto, con espíritu regocijado, nos informamos de que, con gran devoción de pastores y fieles, las reliquias de san Roque González y sus compañeros son llevadas en peregrinación por toda la nación paraguaya. Esto, sin duda, ofrece la mejor ocasión para elevar preces abundantes, limpiar de pecado las almas, recibir con mayor frecuencia el alimento eucarístico, explicar y meditar rectamente la palabra de Dios.
Todo esto, en este especial Año de la Fe y, al mismo tiempo, el 25 aniversario de la canonización, que el día 15 de noviembre alcanzará el punto culminante en la celebración que se realizará en la ciudad capital del Paraguay.
Por consiguiente, nosotros también, deseosos de ofrecerles honra y, al mismo tiempo, confirmar la reconocida fe de la gente de aquella tierra, con el mismo apostólico ardor emprendido en otro tiempo por estos santos, contentos, aceptamos la petición del venerable hermano Catalino Claudio Giménez Medina, Obispo de Caacupé, Presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, quien, afablemente, nos pidió que enviáramos allá un cardenal para la celebración del cierre de la conmemoración en la insigne ciudad de Asunción el próximo 15 de noviembre.
Recurrimos, pues, a ti, venerable hermano nuestro, hijo excelente de San Francisco de Asís, aliado fiel de la obra de nuestros predecesores y sincero amigo nuestro, y te consideramos, ciertamente, digno de llevar a cabo esta honrosa misión.
Por ello, libremente te elegimos y te encomendamos Nuestra Misión Extraordinaria para la mencionada celebración.
Te pedimos que, cuando presides las celebraciones, saludes de corazón, a nuestro nombre por cierto, a los que asisten y les manifiestes los sentimientos de nuestro sincero afecto.
Por consiguiente, exhortarás a todos los fieles y, principalmente, a los sagrados pastores, estimulados por el brillante ejemplo de los santos mártires, que conserven solícitamente la fe católica, diligentemente proclamada y demostrada constantemente con buenas costumbres.
Finalmente, mientras ellos, alegres, dan gracias a Dios por tener tan eminentes pastores celestiales, protectores de todo el Paraguay, tú, exhórtalos con la palabra para que con la intercesión de los santos se abran profundamente a fin de recibir la divina misericordia e implorarla asiduamente para sus hermanos.
Por último, te otorgamos con sumo agrado la Bendición Apostólica, alimento de la gracia celestial y testigo de nuestro sincero afecto, y queremos que la compartas, en nuestro nombre, con todos los que participen de ese memorable suceso.
Desde la Sede del Vaticano, el día diez del mes de octubre del año dos mil trece y primero de nuestro Pontificado.
Francisco
Fuente: Abc color
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