Opción. Los estudiantes de posgrado concurren a clases intensivas diariamente. En horas de descanso hacen turismo interno.
Es martes. Es julio. Asunción está gris y él acomoda sus maletas. Es Jehová Pereira y ayer llegó de Brasil. Jehová es profesor formado en Lengua Portuguesa y Literatura y director de enseñanza en Pará donde tiene a su cargo 125 escuelas. Durante sus vacaciones desde hace dos años prefiere sentirse en familia, o sea en la casa de Kati, donde se hospeda cada vez que viene al Paraguay a estudiar el masterado en Educación.
Jehová asiste a la
Universidad Tecnológica Intercontinental (UTIC) y está a punto de
culminar sus estudios. En su opinión, lo interesante de los posgrados en
Asunción son las clases con maestros de todas partes del mundo. “En
Brasil un masterado o un doctorado te cuesta al mes 1.500 reales y aquí
gastas como 300 a 600 dependiendo de la universidad”, dice.
De
pronto, irrumpe en la sala Francisco do Nascimento que por segunda vez
visita el país. Él acompaña a su esposa Mary Celma quien cursa una
maestría en la Universidad Autónoma de Asunción (UAA). Vienen dos veces
al año, para las clases intensivas. Francisco planea volver en enero
ya con su hijo Gabriel de seis años y más adelante cuando su esposa
termine sus estudios, él comenzará uno. “La UAA es una de las
universidades bien aceptadas en mi país y está bien posicionada entre
las universidades de Latinoamérica para adquirir un título”, dice tras
regresar de buscar a su esposa.
Estudiar es la cuestión. Esa
es la consigna que mueve a extranjeros a usar sus vacaciones laborales a
inicios y a mitad de año para asistir a los cursos de masterado,
doctorados y hasta posdoctorados que se ofrecen en universidades
privadas como la UTIC, la UAA, la Americana y otras.
Las
modalidades de estudio, la flexibilidad de tiempo, la calidad educativa y
la menor inversión de dinero para lograr un título de posgrado son
algunas de las razones por las que llegan los extranjeros.
Pero
venir a Paraguay también implica invertir: Pasajes de avión,
alojamiento, comidas, traslados, materiales de estudio, documentaciones,
gestiones. Todo tiene un costo. Algunos optan por vivir en hostales,
hoteles, alquilar residencias o casas de familia.
La venida de
extranjeros al país mueve la economía local y el turismo. Es por eso
que cada enero o julio sus llegadas devuelven la sonrisa a taxistas,
cambistas, restaurantes y comercios de plaza que los aguardan con
alegría.
Nubia Rojas huele a café. La estudiante colombiana se
enteró a través de internet del curso de doctorado de la UAA donde
comparte con compañeros de Angola, Argentina, Brasil y Colombia así como
profesores de España y otros países. “La formación es muy buena”, dice
al dirigirse a la casa que renta por ser más barata.
Burocracia.
Para estudiar en Paraguay, los extranjeros deben cumplir disposiciones
legales como la residencia temporaria que deben tener para acceder al
título en el país. La consultora María José De Recalde trabaja con
ellos realizando las gestiones, legalizando los documentos en
consulados, instituciones públicas hasta en Itamaraty, Brasil, donde
próximamente acudirá para realizar las documentaciones de angoleses que
llegaron al país.
Uno de los deseos que encuentran los
masterandos de Brasil es la revalidación de algunos de sus títulos.
María José Rangel de Paraíba espera que pronto el Senado de Brasil
estudie un proyecto para facilitar las validaciones de sus títulos de
tal modo a que terminen las barreras educativas entre países.
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